Una taza de capuccino que despierta mis pensamientos, la televisión sin cable, y un dolor de panza que desafía mi fuerza mental. El frío calando los huesos de mis manos, y mis zapatillas haciendo lo posible para conservar la vida de mis pies. De repente se abre mi puerta, y tus ganas de gritar me miran sonriendo. Cuando quieras te quiero, decís. Cuando quieras te quiero. Cuando quieras te quiero, gritás.
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