martes, 1 de junio de 2010

Me haces con celos, con envidia, con cabezonería, me haces con un montón de sentimientos y yo tengo aprender a arreglármelas con ellos. Esto tampoco es fácil. Lo peor de todo, es que una vez que he descubierto el funcionamiento humano ya no puedo hacerme el inocente. Por ejemplo, ahora que sé que el humano es envidioso, tengo que entrar yo primero por la puerta y que la envidia se quede fuera. Además me haces mortal, y si no lo acepto rápido, te maltrato y no aprecio el tiempo que me das lo suficiente como para aprovecharlo cada día. No aceptar la mortalidad conllevaría vivirte insatisfecha, llorando por lo que nunca tendré, triste casi sin saber porqué. Con todo esto, para verte bella me haces amar lo perecedero, me haces amar los cambios. Y una vez más, eso tampoco resulta fácil.

(Carta a la vida)

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