El frio calaba los huesos, el viento charlaba de politica con mis manos, la parada de colectivo llena de gente y el cielo amenazante. Los colores que un día existieron, ya no estaban. Yo seguía esperando, la demora ya era demasiado importante, hacia unos cuarenta o cincuenta minutos que estaba ahí. La gente no paraba de quejarse, yo no paraba de mirar el cielo, me llamaba la atención, me llamaban la atención las nubes, estaban mas raras que nunca, pero bueno, supuse que era algo normal. De repente a unos metros un hombre mayor con bigotes y gorro de lana dijo: - el colectivo, ahi viene - cuando instantenamente me paré para no terminar subiendo ultimo. En ese momento ya mis manos sabian a quien iban a votar las elecciones seguientes y mis huesos ya tenían un par de agujeros. Subí y me paré al lado del asiento de una señora con anteojos de sol, a quien todavía estoy investigando en mi cabeza, era sospechosa, pero tampoco le dí mucha importancia, supuse que era algo normal. Mi cabeza estaba en otro lado, yo estaba buscandola, cuando en pleno acto llegó mi parada, o yo llegué a la parada, o el colectivo llegó a la parada. Bajé las escaleras mas rapido que nunca, con muchas ansias de encontrarla apoyada en la pared de la esquina.
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