Sobre todo, de todas las vidas posibles me haces elegir la mía propia. Me haces decidir y a veces tanta libertad me pesa en lugar de hacerme ligera como una paloma. Dijo Alberti: "se equivocó la paloma, se equivocaba…". Te confieso que no me termina de gustar que todo se sabe a posteriori y que no hay decisión perfecta. Casi me obligas a la salud, porque no elige igual una persona que goza de salud psíquica que una persona neurótica. No elige igual quien conoce no todas, pero sí muchas de las posibilidades reales, que quien elige entre opciones imaginarias o fantaseadas. Para colmo además de tus caprichos, tengo que soportar los míos propios que no son pocos. Si un día estoy triste, todo mi pasado lo pinto triste y si un día estoy alegre, todo mi pasado lo pinto alegre, un poco injusto ¿no?
(Carta a la vida)
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